Hay veces, en las que simplemente me canso. De sonreír como si nada pasara, aún sabiendo que no es así. De tratar encajar con el resto, como si fuera una ficha más del puzzle, y no me doy cuenta, que si todavía no encajé, es porque quizas esta pieza no pertenezca a ese lugar. ¿Les ha pasado?
Sentirte alejada, ida, nadie te quiere ver, o por lo menos así lo piensas tú. Tratamos de cambiar nuestra forma de ser, por decirlo de alguna forma, simplemente para que las demás personas te acepten, en su grupo, comunidad, donde sea. Pero, ¿por qué lo hacemos? ¿por qué cambiamos nuestra forma de ser, solamente para complacer a los demás? ¿no hay que estar complacidos con nosotros mismos? ¿no somos nosotros los que tenemos que estar conformes con nuestra forma de ser, pensar y actuar?
Sí, somos nosotros. Aunque algunas veces, la mayoría, no nos escuchamos, no le prestamos atención a lo que nuestro corazón, nuestra mente dice. ¿Por qué pasa esto? Porque nos cegamos, lo único que nos importa en ese momento es encajar con los demás, estar lo más cerca posible de lo que ellos quieren. ¿Y qué pasa con lo que nosotros queremos? ¿acaso eso no cuenta? ¿no tiene valor?
Asombra, que no veamos realmente lo que nosotros queremos ver. ¿Si cuenta? Claro que sí, pero no lo logramos ver. Cuando pensamos en lo que los demás quieren, muchas veces, la mayoría, no nos fijamos en lo que nosotros mismos queremos. Y a veces, tan solo a veces, duele demasiado fingir ser alguien que no sos.
Increible, me parece extremadamente increible que esta sea la realidad en la que vivimos hoy en día. ¿Cuál realidad? En la que ser diferente, en la que pensar y actuar diferente, se considere extraño. Que quizas algunas veces nos critiquen por eso. ¡Somos lo que somos! Y nadie lo puede cambiar, sólo nosotros mismos podemos. Y lo mejor, o por lo menos lo que yo pienso que es mejor, es cambiar nuestra forma de ser, siempre y cuando, lo hagamos por nosotros mismos, y no por una orden de lo que las otras personas nos dicen.
No hay que dejarse llevar, somos lo que queremos, cuando y donde queremos. ¿De qué sirve fingir ser alguien que no sos? ¿para encajar con el resto? Hay que aprender, las personas que nos obligan a cambiar, no son aquellas que valen la pena, realmente, no lo son. Y hay que tenerlo demasiado en cuenta, recordarlo siempre.
Lo sé, es díficil. Muchas veces, nos sentimos tan mal, tan cansados de no importarle a nadie, de que ninguna persona se acerque a uno, así sea a preguntar como se siente. Que tan sólo, cuando encontramos a aquella persona, nos aferramos demasiado a ella, y si te dice que cambies, ¿qué hacemos? Lo hacemos. ¿Por qué? Porque sentimos ese cariño que necesitabamos, y no nos damos cuenta de que, no es la persona indicada para estar a tu lado, definitivamente no lo es.
¿Cómo hago para no sentirme sola? ¿Cómo hago para no sentirme "invisible"? Para decirlo de una manera. ¿Qué hago cuando siento que ya a nadie le importo? ¿Qué hago cuando me estoy hundiendo? Y cada vez, un poco más, y más, y más, hasta caer directamente al fondo, donde ya no vemos ese rayo de luz que viene a salvarnos, cuando ya sentimos que todo esta perdido, que a esta altura, ningún esfuerzo, así sea mínimo que hagamos, vale la pena. ¿Qué hacemos? Me lo pregunto, y el día que encuentre la respuesta, se las contaré, pues aún, la sigo buscando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario